• 13 de mayo de 2024 5:25 AM

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Las rocas antiguas liberan tanto CO2 con la erosión como los volcanes

– Un estudio desmonta la idea de que la erosión rocosa natural ayuda a reducir el dióxido de carbono en la atmósfera

MADRID, 04 (SERVIMEDIA)

La erosión natural de las rocas rivaliza con los volcanes en la liberación de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, con lo que desmiente la idea tradicional de que ayude a reducir la presencia de ese contaminante.

Esa es la conclusión principal de un estudio liderado por la Universidad de Oxford (Reino Unido) y publicado este miércoles en la revista ‘Nature’. Los autores apuntan que en el futuro podría investigarse si las actividades humanas pueden estar aumentando la liberación de CO2 por la erosión de las rocas y cómo se podría gestionar esto.

Las rocas contienen una enorme reserva de carbono por antiguos restos de plantas y animales que vivieron hace millones de años. Esto significa que el ‘ciclo geológico del carbono’ actúa como un termostato que ayuda a regular la temperatura de la Tierra.

Por ejemplo, las rocas pueden absorber CO2 durante la erosión química cuando ciertos minerales son atacados por el ácido débil que se encuentra en el agua de lluvia. Este proceso ayuda a contrarrestar el CO2 continuo liberado por los volcanes de todo el mundo y forma parte del ciclo natural del carbono de la Tierra, que ha ayudado a mantener la superficie habitable para la vida durante al menos 1.000 millones de años.

Sin embargo, un equipo de científicos midió por primera vez un proceso natural adicional de liberación de CO2 de las rocas a la atmósfera y descubrió que es tan significativo como dióxido de carbono liberado por los volcanes de todo el mundo. Actualmente, este proceso no está incluido en la mayoría de modelos del ciclo natural del carbono.

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HIMALAYA Y ANDES

El proceso ocurre cuando las rocas que se formaron en los antiguos fondos marinos -donde las plantas y los animales fueron enterrados en sedimentos- son empujadas hacia la superficie de la Tierra, por ejemplo, cuando se forman montañas como el Himalaya o los Andes.

Esto expone el carbono orgánico de las rocas al oxígeno del aire y del agua, que puede reaccionar y liberar CO2. Esto significa que las rocas erosionadas podrían ser una fuente de dióxido de carbono, en lugar convertirse en un sumidero que atrapa ese gas.

Hasta ahora ha resultado difícil medir la liberación de este CO2 procedente de la erosión del carbono orgánico de las rocas. En el nuevo estudio, los investigadores utilizaron un elemento trazador (renio) que se libera en el agua cuando el carbono orgánico de la roca reacciona con el oxígeno.

El análisis del agua de los ríos para medir los niveles de renio permite cuantificar la liberación de CO2. Para ampliar la escala sobre la superficie de la Tierra, los investigadores determinaron cuánto carbono orgánico hay presente en las rocas cercanas a la superficie. Después, descubrieron dónde estaban expuestos más rápidamente por la erosión en lugares montañosos empinados.

«El desafío entonces era cómo combinar estos mapas globales con los datos de los ríos, teniendo en cuenta las incertidumbres. Introducimos todos nuestros datos en un superordenador en Oxford simulando la compleja interacción de procesos físicos, químicos e hidrológicos. Al armar este vasto rompecabezas planetario, finalmente podríamos estimar el dióxido de carbono total emitido cuando estas rocas erosionan y exhalan su antiguo carbono al aire», indica Jesse Zondervan, investigador que dirigió el estudio en el Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Oxford.

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Esto podría compararse con la cantidad de CO2 que podría extraerse mediante la erosión natural de los minerales de silicato de las rocas. Los resultados identificaron muchas áreas grandes donde la meteorización era una fuente de dióxido de carbono, lo que desafía la visión actual sobre cómo la meteorización impacta el ciclo del carbono.

«ACTOR CLAVE»

Los puntos cruciales de liberación de CO2 se concentraron en cadenas montañosas con altas tasas de elevación que exponen las rocas sedimentarias, como el Himalaya oriental, las Montañas Rocosas y los Andes. Se encontró que la liberación global de dióxido de carbono por la erosión del carbono orgánico de las rocas es de 68 megatones de carbono por año.

«Esto es aproximadamente 100 veces menos que las emisiones humanas actuales de CO2 al quemar combustibles fósiles, similar a la cantidad de CO2 que liberan los volcanes de todo el mundo, lo que significa que es un actor clave en el ciclo natural del carbono de la Tierra», recalca Robert Hilton, del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Oxford.

Estos flujos podrían haber cambiado durante el pasado de la Tierra. Por ejemplo, durante la formación de montañas, cuando surgen muchas rocas que contienen materia orgánica, la liberación de CO2 puede haber sido mayor, lo cual influyó en el clima global en el pasado.