• 25 de abril de 2024 11:43 PM

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La Casa Encendida expone 50 obras del último Picasso, 12 de ellas nunca vistas y 23 inéditas en España

MADRID, 19 (SERVIMEDIA)

La Casa Encendida de Fundación MonteMadrid acoge desde este viernes la exposición ‘Picasso: Sin Título’, que reúne 50 obras del último periodo del artista (1963-1973), de las que 12 no se habían mostrado al público hasta ahora, y otras 23 se exhiben por primera vez en España.

Todas las obras cuentan con un título y una descripción nueva, propuesta por cada uno de los cincuenta artistas invitados.

Según Bernard Ruiz-Picasso, nieto del pintor, Picasso casi nunca ponía título a sus cuadros, y sus amigos y agentes lo hacían por él. De ahí el lema de la muestra, donde todas las obras tienen un título y una descripción nuevos, propuestos por cada uno de los cincuenta artistas invitados.

De este modo, el trabajo de Picasso se transforma, interroga y resignifica a través de historias paralelas que ofrecen una perspectiva radicalmente contemporánea sobre el trabajo del artista, de cuya muerte se cumplen 50 años en 2023. Los nuevos títulos y cartelas, algunos producidos a través de procesos especulativos y otros a través de interpretaciones poéticas o políticas, construyen colectivamente un retrato compuesto de las percepciones actuales y del legado y la influencia de Picasso.

EL ÚLTIMO PICASSO

En 1963, Picasso ha cumplido 82 años, es probablemente el artista más conocido del mundo y lleva dominando la escena artística desde hace más de medio siglo. En esos últimos años dibuja y pinta como nunca lo había hecho antes. Entre marzo y octubre de 1968 realiza 347 grabados; entre diciembre de 1969 y enero de 1971 -en dos meses- 194 dibujos. Cuando Picasso ya es nonagenario, entre septiembre de 1970 y junio de 1972 -menos de dos años- más de 200 pinturas salen de sus manos. Como recuerda el historiador del arte Werner Spies, Picasso, consciente de su edad, «pinta contra el tiempo».

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Buena parte de esas obras, algunas de ellas expuestas en ‘Picasso: Sin Título’, son las que se muestran en las sucesivas exposiciones que tienen lugar en esos años: ‘Pablo Picasso. Le peintre et son modèle. 44 gravures originales. 1963-1965’, en la galería Gérald Cramer (Ginebra, 1966-1967); ‘Picasso aujourd’hui. Oeuvres récentes’, en la galería Rosengart (Lucerna, 1969); ‘Pablo Picasso. 1969-1970’, en el Palacio de los Papas (Aviñón, 1970); y ‘Homage to Picasso for his 90th Birthday’, en la galería Saidenberg (Nueva York, 1971). Es esta su etapa más prolífica, la más cercana y, sin embargo, probablemente, la más desconocida.

Para Eva Franch i Gilabert, comisaria de la exposición, «lo que he descubierto estudiando el trabajo de Picasso a lo largo de su vida es que su último periodo fue -como ocurre con los periodos tardíos- una confluencia de momentos del pasado, ofreciendo una lectura transversal de casi toda su obra. El último Picasso engloba casi todos los ‘Picassos’ que conocemos a través de una búsqueda reduccionista y esencialista de su propio legado. Picasso creó una ‘retrospectiva productiva’ durante aquellos 10 últimos años».

En la misma línea, Bernard Ruiz-Picasso apunta que «a partir de los años sesenta, Picasso se embarca en el impulso artístico final de su carrera. Sin nada ya que demostrar, nos brinda una obra autobiográfica en la que afirma su creencia en lo esencial de la función del arte y pinta con presteza algunas de las emociones que alimentan nuestra vida cotidiana».

«Picasso fue el artista del siglo del psicoanálisis», señala Bernard Ruiz-Picasso, «pero también fue el primer artista pop». Tal y como ocurrió desde el inicio de su trayectoria, Picasso estaba influido por lo que sucedía en aquellos convulsos años 60, marcados por los conflictos, los movimientos sociales, y la creciente influencia de la publicidad y los medios de comunicación.

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LA MUESTRA

Es en ese momento cuando Picasso inicia la transformación final de su obra, y es bajo la influencia de ese momento vital, pero también global, donde se sitúan las obras que se muestran en esta exposición. «Las exposiciones y proyectos están hechos habitualmente de restricciones, y esas restricciones habitualmente ofrecen libertades», afirma Eva Franch.

El punto de partida, y también la restricción de esta exposición, es, precisamente, trabajar exclusivamente con obras de los últimos 10 años de Picasso.

«Cuando estaba construyendo el marco conceptual para esta exposición, envié a Bernard Ruiz-Picasso y su equipo de FABA una lista de obras que podrían ser interesantes para esta exposición, buscando exponer y trabajar sobre una muestra lo más amplia y diversa posible que reflejase la multiplicidad de formatos en los que Picasso trabajó durante este periodo. A partir de ahí, cotejamos esa lista con las colecciones de la Fundación Almine y Bernard Picasso, y de ahí salió la selección final de obras», cuenta la comisaria.

Las 50 obras expuestas van desde la cerámica al dibujo, pasando por pinturas de gran formato. «La mayoría de ellas son -hablando de manera literal- ‘retratos’, pero cada uno de ellos es un viaje a un periodo diferente de su producción creativa, una referencia historiográfica, un retrato biográfico y también un mundo en sí mismos», concluye Franch.